lunes, 16 de noviembre de 2015

Inspiración, musa, poesía...


Cuando la noche se besa con el día, los sentidos calmados llegan al punto máximo de sensibilidad, estado ideal del alma donde se encuentran las tristezas y alegrías, las victorias y derrotas, los recuerdos y vivencias que fundidos en uno solo evocan la realidad de nuestra vida. Los pensamientos vuelan, se remontan a las alturas, entonces aparece la inspiración cargada de poesía, las notas de canciones viejas acompañan el palpitar del corazón que en medio del éxtasis del magno ensueño, cautivado por una paz excelsa, divina, forman un mundo de gozo inefable que tan solo dura unos cortos momentos, pero suficientes para que las frases acompasadas describan lo mágico del momento, eso que los poetas dibujan con sus letras escritas en un pedazo de papel cuando la musa despierta llena su alma vacía. Sí, quédate musa, no te vayas todavía, pues, después como haría para volar sobre tus alas diestras que a mi alma inspira, la elevas a estados donde el amor me llena, me sacia, cambiando mis nostalgias por alegrías...                         Hughbarrish

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