La noche con su silencio me sumerge en un ambiente apacible, me acaricia, despierta en mi sensaciones dormidas, es otro sistema aparte, entonces rodeo el círculo del mundo, recorro sus grandes avenidas, desde lo alto observo los afanes de la vida, esos que nos apartan del verdadero gozo, sus borrascas me estremecen, golpean con fuerza mi naturaleza viva, la someten al vaivén de los dolores que lastiman al alma herida, entonces me remonto aun más, quedo en éxtasis, nada me daña, me deleito en la paz que se siente, el tiempo se detiene, sus manecillas dejan de girar, una brisa sobrenatural me consuela, me envuelve en sus alas, me amamanta con el elixir de la vida, es un momento sublime, quisiera quedarme en sus lares, no descender jamás, volar y volar en las alas de mi locura, no, mentira, de la más hermosa cordura, siento el palpitar relajado de mi corazón, está feliz, un fuego de amor inconmensurable llena mi copa que antes estaba vacía, será el cielo, me pregunto, más el cansancio del cuerpo me recuerda que estoy en tierra, el sueño se apodera de mi, todo mi ser reclama el descanso que ya está retrasado, los ojos se me cierran, la suave música, mi permanente compañera me apremia, bordeo con mis anhelos los altares del dueño de la vida, ya todo termina..¡Ay, noche, qué tienes noche, dime por qué conmigo te empecinas, despiertas a la musa dormida, el rocío de la madrugada cae, refresca mi rostro, el silencio mismo duerme, se apagan las voces!..
Hughbarrish
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